

Salesianos La Serena
En un acto de profundo sentido de gratitud y compromiso, el Centro de Exalumnos Padre Eugenio Zamboni de nuestro establecimiento, realizó una significativa donación de vestones al ropero institucional, destinados a estudiantes que requieren apoyo.
Esta iniciativa, que ya lleva tres años en marcha, busca retribuir lo que la formación salesiana brindó a quienes pasaron por sus aulas. "Es una forma de dar vuelta la mano a lo que el colegio nos entregó. Lo que somos hoy, en gran medida, es gracias a la educación y valores que recibimos aquí”, expresó el presidente del Centro de Exalumnos, Ricardo Casanga.
Por su parte, Omar Contreras, secretario de la agrupación, destacó el sentido salesiano de este gesto: "Nuestra misión como exalumnos es trabajar por los jóvenes, tal como nos enseñó Don Bosco. Este compromiso es parte de nuestra identidad y lo reafirmamos cada año con este aporte".
Más allá de la entrega material, los exalumnos invitaron a las nuevas generaciones a interiorizar el carisma salesiano y a aplicar sus valores en la vida profesional y familiar. "Ojalá que los alumnos actuales se impregnen del espíritu salesiano, porque ese camino los marcará para siempre. Nosotros lo vivimos y por eso hoy estamos aquí, devolviendo lo aprendido a quienes más lo necesitan", agregó Contreras.
Este tipo de acciones reflejan el impacto duradero de la educación salesiana, que sigue formando personas con vocación de servicio y compromiso social, fortaleciendo la comunidad educativa más allá del aula.
En un ambiente de acogida y fraternidad, el viernes 7 de marzo celebramos una emotiva liturgia, en la cual apoderados nuevos, estudiantes y educadores recibieron la bendición de inicio de año, que no solo simboliza el inicio de su camino académico, sino también su incorporación a un proyecto educativo inspirado en el legado de San Juan Bosco.
El encuentro fue presidido por el Padre Félix Levin, director de la Presencia Salesiana en La Serena, quien destacó la importancia de esta ceremonia como un acto de fe, compromiso y comunidad. "Don Bosco los estaba esperando. Gracias por creer en nosotros y en nuestro Proyecto Educativo Pastoral. ¡Sean bienvenidos!", expresó el Padre Félix en sus palabras de apertura.
Una familia que acoge y educa en la Fe
La ceremonia estuvo marcada por un fuerte sentido de identidad y pertenencia, reflejado en los mensajes de bienvenida y en los compromisos asumidos tanto por los estudiantes como por sus familias. "Nuestra comunidad se distingue por ser una casa que acoge con cariño y donde cada joven encuentra un ambiente de apoyo y crecimiento", señaló uno de los guías de la celebración.
Durante el acto, los alumnos, de pie y con convicción, respondieron con un rotundo "Sí, prometo", comprometiéndose a asumir con responsabilidad su formación académica y su crecimiento en la fe. Del mismo modo, los padres y apoderados reafirmaron su papel fundamental como primeros educadores y evangelizadores de sus hijos.
"Este compromiso es un recordatorio de que educamos con el corazón, siguiendo el modelo de Don Bosco, quien nos enseñó que la educación es una obra de amor", agregó el Padre Félix.
Un encuentro con Dios y con María Auxiliadora
La liturgia también incluyó la Consagración a María Auxiliadora, reconociéndola como la guía espiritual de la comunidad salesiana. "Ella lo ha hecho todo", solía decir Don Bosco, y con esa misma confianza, los alumnos y educadores se encomendaron a su protección, sellando su integración a esta gran familia.
El acto culminó con la bendición y el envío, un momento cargado de emoción en el que el Padre Félix y la comunidad religiosa salesiana extendieron sus manos sobre los estudiantes y sus familias, invocando la protección divina para este nuevo ciclo que inician.
"Que este sea un año de crecimiento, de aprendizajes y de alegría, porque aquí no solo formamos estudiantes, sino personas comprometidas con la sociedad y con el Evangelio", concluyó el director.
Un nuevo comienzo con Espíritu Salesiano
Con un fuerte y cariñoso aplauso, la comunidad despidió esta emotiva celebración, reafirmando el compromiso de continuar la misión de Don Bosco: educar con amor, fe y alegría.
Con esta bendición, los nuevos estudiantes de los séptimos básicos, además del 8° básico E, inician su camino en un colegio que no solo los formará académicamente, sino que también los ayudará a descubrir su vocación, fortalecer su fe y construir un futuro con valores sólidos.
¡Bienvenidos a la casa de Don Bosco!
Puedes ver las imágenes de la jornada en este enlace.
Un importante beneficio para los estudiantes logró el colegio con la firma de un acuerdo con el Departamento de Salud de la Corporación Gabriel González Videla. Se trata de la implementación del programa “Espacios Amigables” que tiene como objetivo mejorar el bienestar físico y socioemocional de los estudiantes, brindando un acceso rápido y eficaz a servicios de salud especializados.
El coordinador de Apoyo de Salesianos La Serena, maestro Marco González, destacó las proyecciones de esta iniciativa: "Estamos muy contentos de poder facilitar a nuestros alumnos una atención integral que no solo aborda aspectos físicos de salud general, sino también el bienestar socioemocional. Sabemos que un alumno sano es un alumno que aprende mejor, y por eso hemos puesto en marcha este acuerdo que beneficiará a muchos jóvenes".
Desarrollo del programa y servicios ofrecidos
El programa comenzó con un diagnóstico integral dirigido a estudiantes de séptimo a tercero medio, cuyos apoderados otorgaron el consentimiento para la realización de exámenes de salud y evaluaciones socioemocionales. En esta primera fase, se identificaron las necesidades específicas de los alumnos para luego derivarlos a los Centros de Salud Familiar (CESFAM) donde están inscritos.
La ventaja principal de este acuerdo es que los estudiantes no deben esperar ni solicitar horas para ser atendidos; son derivados de inmediato a espacios especialmente designados para jóvenes de 12 a 19 años, donde son recibidos por personal capacitado para atender sus necesidades.
"Es la primera vez que implementamos este tipo de operativo en el colegio y la recepción ha sido muy positiva, tanto por parte de los alumnos como de sus familias. Hemos contado con la colaboración de enfermeras, nutricionistas, psicólogas y matronas, quienes han trabajado arduamente para garantizar que nuestros estudiantes reciban la mejor atención posible", explicó el maestro Marco.
Expectativas del acuerdo y futuro del programa
El convenio con la Corporación Gabriel González Videla no solo apunta a la atención inmediata de problemas de salud, sino también a reducir las barreras para que los estudiantes accedan a tratamientos necesarios. "Nuestra expectativa es que este programa continúe creciendo y que todos los alumnos con alguna necesidad de salud, sea física o socioemocional, puedan ser atendidos rápidamente. Es fundamental para nosotros que se sientan apoyados y que cuenten con los recursos necesarios para su desarrollo integral", enfatizó el coordinador de Apoyo.
Este acuerdo marca un importante paso adelante en el compromiso de Salesianos La Serena con la salud y el bienestar de su comunidad educativa. La institución agradece a todas las familias por su apoyo y a los profesionales de salud que, con dedicación, están mejorando la calidad de vida de los estudiantes.
El día lunes 28 de octubre, la Comunidad educativa Pastoral del establecimiento celebró con alegría y gratitud el 57° aniversario de la ordenación sacerdotal del Padre Enrique Fortín Zecchin.
La ocasión no solo fue una fiesta para honrar el compromiso y la entrega de un sacerdote que ha dedicado más de medio siglo al servicio de Dios y de la humanidad, sino también un momento para reflexionar sobre la vocación y el sentido profundo del sacerdocio.
El Padre Enrique compartió con la comunidad un mensaje lleno de sabiduría y humildad, recordando que su vocación nació de una serie de “pequeñas llamadas” que le fueron guiando desde su infancia. "La vocación es un misterio de Dios", afirmó. "A veces, la vida nos presenta desafíos y caminos inesperados. Cuando dejé mi hogar en Italia a los 13 años para iniciar mi formación en un colegio salesiano a unos 300 kilómetros de mi pueblo, cerca de donde nació Don Bosco, no imaginaba la magnitud del llamado. Pero siempre supe que cuando el Señor llama, nunca nos deja solos. A cada traje especial que nos da, también nos proporciona una buena percha para sostenerlo", agregó.
Rememorando momentos significativos de su vida, el Padre Enrique relató con emoción cómo, a los nueve años, sufrió una grave enfermedad que le llevó al borde de la muerte. "Estuve en coma tres días y recibí la extremaunción", contó. "Al despertar, dije que tenía hambre, y mi mamá siempre me recordaba que fue la Virgen quien me devolvió la salud. Fue entonces cuando entendí que mi vida tenía un propósito especial”, esgrime. Cuando decidió optar por la vida sacerdotal, su madre, después de haberlo encomendado, sólo le dijo: “Y si hay un llamado desde lo alto, ¿qué voy a decir? Uno no puede sino responder con fe", comentó.
Durante la ceremonia, el Padre Enrique dirigió un "Padre Nuestro" en italiano, su lengua natal, un gesto que conmovió a todos los presentes, conectándolos con la universalidad y la historia de la Iglesia. "Es un regalo poder compartir con ustedes no solo mi lengua, sino también la oración que ha sostenido mi vocación durante 57 años", expresó.
El evento incluyó una emotiva intervención del director del establecimiento, Padre Félix Levin, quien elevó una oración especial para el homenajeado: "El Señor Jesús que ha llamado a nuestro Padre Enrique, no por sus méritos sino por pura gracia, a ser un instrumento de bondad y entrega hacia los demás, siguiendo el ejemplo de Don Bosco, esté con todos ustedes".
A su vez, el Padre Félix pidió al Padre Eterno que concediera al Padre Enrique la fuerza para seguir anunciando el Evangelio con valentía y administrando los sacramentos con fidelidad, señalando que "el sacerdocio es una misión que requiere sacrificio y dedicación constante".
El Padre Enrique, siempre con su característico humor y humildad, bromeó sobre su larga trayectoria: "Llegué a Chile en 1956 para el servicio militar… y parece que aún no lo termino, porque mi vida es un servicio". Con una sonrisa, añadió: "Al que más se le da, más se le va a pedir. Estoy agradecido por cada momento vivido, cada lugar donde he podido servir, desde Quillota hasta Tierra del Fuego. Cada paso ha sido un regalo de Dios".
La celebración concluyó con una bendición final, en la que toda la comunidad Salesiana de La Serena se unió para pedir que el Señor continúe iluminando el camino del Padre Enrique. “Gracias, Padre Enrique, por estos 57 años de servicio incondicional. Que sigas siendo para todos nosotros un ejemplo vivo de fe y entrega”, fueron las palabras de cierre del Padre Félix, que resonaron con fuerza en el corazón de todos los asistentes.
Felicitaciones, Padre Enrique, ¡por esta vida dedicada al sacerdocio y por ser un faro de luz para la comunidad!